
El llanto es la principal forma de comunicación de tu bebé, y te entendemos, a veces es un lenguaje difícil de descifrar. Has revisado el pañal, le has dado de comer y, aun así, el llanto no cesa. Es una de las situaciones que más puede hacerte sentir impotente. Pero, ¡respira profundo! No estás solo en esto. Si te preguntas "¿por qué mi bebé llora mucho sin razón?", es muy probable que te encuentres frente a una de las experiencias más comunes en los primeros meses de vida: los cólicos.
El llanto por cólicos: ¿Qué son y por qué ocurren?
Si tu bebé está sano, pero llora sin parar por más de tres horas al día, tres o más días a la semana, es posible que tenga cólicos. Este fenómeno es mucho más común de lo que crees; de hecho, afecta al 25% de los bebés sanos. Por lo general, los síntomas aparecen entre las dos y cuatro semanas de vida, alcanzando su punto máximo alrededor de las seis semanas.
Aunque la causa exacta de los cólicos se desconoce, podría estar relacionada con la inmadurez de su sistema digestivo. A medida que tu bebé crece, su intestino madura naturalmente y los cólicos suelen desaparecer por sí solos.
Las bacterias del intestino podrían estar relacionadas
El llanto inconsolable de los cólicos también podría estar ligado al tipo y la cantidad de bacterias beneficiosas en los intestinos del bebé. Por ejemplo, se ha observado que los bebés que recibieron un suplemento con el probiótico específico Lactobacillus reuteri lloraron menos en comparación con quienes no lo tomaron.
Nota: Si estás amamantando, ¡excelente! El Lactobacillus reuteri se encuentra en la leche materna. De todos modos, si sospechas que tu bebé tiene cólicos, lo mejor es consultar con tu pediatra para obtener una orientación personalizada.
Otras razones detrás del llanto: Claves para entender a tu bebé
El llanto no es solo por cólicos. Es la manera en que tu pequeño te dice que algo le pasa. Con un poco de paciencia y práctica, aprenderás a distinguir los diferentes tipos de llanto. Aquí te damos unas causas comunes del llanto del bebé:
- Hambre: Es la causa más común. Si ha pasado un tiempo desde la última toma, intenta alimentarlo con tranquilidad. A veces, solo necesitan unos sorbos para calmarse.
- Pañal sucio: Revisa si su pañal está mojado o sucio. A nadie le gusta sentirse incómodo.
- Cansancio: Un bebé fatigado puede ser un bebé que llora. Intenta identificar sus señales de sueño y establecer una rutina relajante para la hora de la siesta o de dormir.
- Necesidad de succión: Los bebés nacen con un fuerte reflejo de succión que les ayuda a calmarse. A menudo, un chupete puede ser un gran aliado para tranquilizarlos.
- Necesidad de cercanía: A los bebés les encanta la sensación de estar cerca de sus padres. Acunarlos, darles un abrazo o simplemente hablarles con voz suave puede calmarlos.
- Gases: Los gases pueden ser muy molestos. Asegúrate de sacarle los gases después de cada toma para aliviar su barriguita.
- Exceso de estímulos: Demasiado ruido, luz o movimiento pueden abrumar a un bebé. Busca un lugar tranquilo y con poca luz para calmarlo.
- Siente calor: Toca la nuca de tu bebé para asegurarte de que su temperatura sea la adecuada. Los bebés necesitan estar cómodos, no sobre abrigados.
¿Qué hacer para calmar a un bebé que llora mucho?
Una vez que has identificado la posible causa, es hora de pasar a la acción. Recuerda que no hay una solución mágica, pero puedes probar estas estrategias:
- Asegúrate de que no tenga hambre: Si hace tiempo que no come, lo primero es ofrecerle el pecho.
- Revisa su pañal: Un pañal mojado o sucio es una fuente de incomodidad que se resuelve con un cambio rápido.
- Ayúdalo con los gases: Después de cada comida, es clave ayudar a tu bebé a liberar los gases. Unas palmaditas suaves en la espalda pueden hacer maravillas.
- Controla su temperatura: ¿Tiene demasiado calor o frío? Toca su nuca para asegurarte de que su temperatura sea la adecuada y esté cómodo.
- Acurruca y mece: El movimiento suave puede ser muy reconfortante. Camina por la casa con él en brazos, mece su cuna con suavidad o cámbialo de posición.
- Hazle compañía o háblale suavemente: La cercanía de papá o mamá es la mejor medicina. Acúnalo, háblale en voz baja o simplemente tenlo cerca para que se sienta seguro.
- Usa la succión como calmante: Si notas que tu bebé busca succionar, un chupete puede ser de gran ayuda para tranquilizarlo.
- Crea una rutina de sueño relajante: Establecer un ambiente tranquilo y cómodo para dormir puede ayudarlo a calmarse y a conciliar el sueño.
El llanto es la forma en que tu bebé te pide ayuda, y con el tiempo, te convertirás en un experto en interpretar sus necesidades. Si el llanto de tu bebé persiste y no encuentras la causa, si notas otros síntomas o si simplemente necesitas más orientación, no dudes en contactar a tu pediatra. Ellos están ahí para ayudarte y resolver cualquier duda que tengas.
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